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Polemizando

Para que prosperen los que más aporten

Rompo el obligado silencio por dos meses para volver con un diplomado a cuestas y el interés por hacer un periodismo superior, más profundo y analítico, crítico ante las deficiencias pero repleto de argumentos, de manera que no deje resquicios a la duda. Tarea similar tienen en sus campos de acción los más de sesenta colegas por nueve semanas, cuadros de la administración pública  o empresarios, que compartimos aulas en la Escuela Provincial del Partido y en cuyos hombros está probar que la capacitación lejos de ser un gasto es realmente una inversión, a partir del impacto  en los resultados de su gestión. Y comienzo por el impacto, porque ese sería el único pago verdadero a la entrega ilimitada de talentosos profesores, y a la consagración de los alumnos. Esta fue la quinta edición del diplomado de los cuadros, al que se han incorporados periodistas a sugerencia del compañero Raúl. Entonces, ya es posible comenzar a evaluar resultados, sin esquemas, porque sabemos que nadie es mago,  y hay problemas objetivos que pueden entorpecer el proceso productivo, pero también al que está mejor preparado se le puede exigir más. Creo igualmente que reconocer la importancia de la capacitación de los cuadros no llevaría a nadie a pensar que solo con diplomados podemos resolver los serios problemas de ineficiencia que lastran nuestra economía. Los resultados dependerán en primer lugar de la motivación,  exigencia, disciplina y consagración al trabajo de cada colectivo bien conducido, o sea que los jefes arrastren con su ejemplo personal a los colectivos que dirigen. No podemos pretender que agilizaremos la necesaria actualización del modelo económico, por más que repitamos la consigna que expresa la voluntad de construir un socialismo próspero y sostenible. Martí nos indicó con quienes hay que echar la suerte, para construir una sociedad no igualitaria pero justa, donde quienes prosperen no sean los más astutos, tramposos o corruptos, sino los que más aportes realicen al país en el frente material o intelectual.   

Lo que el Che me trasmitió este primero de mayo

Hay algo de místico en los grandes hombres de la historia. Solo ello podría explicar esa interacción que surge espontánea con el Che, al desfilar cada primero de mayo frente a su monumental estatua. He vivido tan intensos momentos en esa plaza que me sorprende cada nueva sacudida. Es que ese Complejo Monumental lo vimos nacer piedra a piedra de las manos del pueblo hasta convertirse en el impar emblema de nuestra ciudad. Allí hemos vivido momentos de euforia y de recogimiento. Nunca vi mayor entusiasmo en el rostro de miles de villaclareños que el 30 de septiembre de 1996 en que Fidel nos conmovió con su reconocimiento después de la prolongada espera. Jamás disfruté de un acto más solemne y apasionante que al recibir el destacamento del guerrillero heroico procedente de Bolivia para fortalecer nuestras fuerzas en tiempos de peligro. ¡Como podría olvidar el acto por el 26 de julio del 2000, cuando pude estar allí cerca de Fidel, gracias a la bondad de Miguel Díaz Canel, cumplidor sin mácula de la palabra empeñada!. Nunca vi tanta angustia en los rostros como aquel 20 de octubre del traspié lamentable, y el gigante,  aún en tales circunstancias,  no dejó de trasmitirnos la confianza con su vibrante frase “Estoy entero”. Perdurará en mi memoria el Aló presidente que otro gigante de América hizo aquí para rendirle tributo al hombre que nos inculcó luchar “hasta la victoria siempre”.  Y aún con tantas emociones vividas en estos años, el desfile de este primero de mayo, volvió a conmoverme. Al pasar frente a la tribuna solo tuve ojos para la estatua del Che. Me trasmitió el orgullo que sentía al ver a su pueblo, incansable, por largo y escabroso que resulte el camino, con plena conciencia de que ahora mismo se está jugando su futuro. Y sentí además su franqueza legendaria, al pensar que nos retaba a cumplir la más ardua tarea: la que resulta más incómoda que repetir una consigna, la que exige mezclar sudor e inteligencia para que nuestro socialismo pueda ser verdaderamente sostenible y próspero.

La paja en el ojo ajeno.

 

Crece la tendencia a ver siempre los problemas de los demás que nos aleja del camino que conduce a las soluciones definitivas e integrales. El que nunca tomó un hacha en sus manos o una guataca a las 12 del día habla con elocuencia de la necesidad de acabar con el marabú que infesta nuestros campos sin documentarse siquiera en que jamás se ha limpiado más la campiña de esa planta indeseable que durante los últimos años. Es lo que podría llamarse metafóricamente marabú mental, que constituye una verdadera epidemia que ves por todas partes. Los que así actúan olvidan que solo juntos podemos. Sabemos que el escenario ha sido áspero desde la década del noventa, pero no debemos olvidar aquella frase que repetían orgullosos nuestros padres: “pobre pero honrado”. O para decirlo con palabras del campesino cifuentense Eulalio Calviño, “si permites que tu hijo traiga hoy un huevo sin saber su procedencia, mañana traerá un ternero”. Hagámonos cada noche antes de dormir una resonancia magnética sobre nuestra conducta diaria, y hablo de cuestiones serias, no de la falsa pureza que puede embellecer un léxico alejado de la vida real. La unidad nos ha siempre la victoria y viceversa. Por eso el compañero Raúl insiste tanto en que haga cada cual lo que le corresponde. Toca al campesino producir, al médico curar, al dirigente conducir con eficacia, al maestro enseñar,  y al periodista decir la verdad. Y hasta el burócrata imprescindible puede ser eficiente. Que nadie crea que ya todo lo hace bien. Pongo ejemplos que salieron del pueblo  en un reciente programa Alta Tensión. Acaso no sabemos cuales son las unidades donde se adultera el ron o el robo desfachatado en la venta de cerveza a granel. Por cierto, esa cerveza casi nunca llega a tiempo cuando es para colectivos consagrados. Mi última experiencia negativa fue en la cooperativa  Diosdado Pérez de Amaro. La molotera  donde deben coincidir vagos habituales y personas decentes parece ser el escenario ideal para obtener ganancias más estimulantes. Son problemas totalmente subjetivos y me niego a aceptar que deben pasar los años sin tener solución. Es solo un ejemplo para reclamar el cumplimiento del deber, el enfrentamiento de cada cual a su propia ineficiencia.   

La misión de la prensa

 

No es fortuito que en el afán de perfeccionamiento integral que vivimos en Cuba, la prensa haya sido situada entre las primicias necesarias de la transformación. Y estoy despojado ya del fogaje juvenil que tiende a hacer creer que la vida acabó de comenzar, porque hay micrófonos que han permanecido como fusiles en ristre por decenas de años. Veintiocho años en ejercicio permanente del criterio sin ser llevado al silencio ni una sola vez por la censura explican mejor que mil palabras que si queremos hacer el periodismo que reclama hoy la sociedad cubana lo substancial es soltar el freno que sostienen nuestros brazos mentales. Es que la vida ha demostrado que somos mas eficaces en momentos sublimes cuando el corazón se lacera ante dolores como el que estamos sufriendo ahora o ante huracanes u otros fenómenos circunstanciales, que en el reflejo de una realidad  que muchas veces pintamos rutinaria cuando en realidad está repleta de matices, muchos de ellos cuestionables. Nuestra añeja solicitud ha encontrado oídos atentos e incluso,  ha sido superado el plano de las exhortaciones a realizar una prensa superior en el discurso oficial, pero a pesar de algunos saltillos innegables no estamos en condiciones todavía de afirmar que asimilamos ya  la justa crítica a las sombras que persisten en nuestro periodismo. Y no olvido que hablo desde una provincia que tendría motivos para la vanagloria, pero no se ha hecho regla todavía la profundidad de análisis, la investigación penetrante y el reflejo diario del leguaje transparente que expresan nuestras calles.  Ningún elogio nos debe disuadir de estas verdades porque la faena que tenemos por delante lo exige. No es ocioso recordar que los periodistas bregamos junto al segmento más humilde y enfrentamos muchas veces la dificultad adicional de la incomprensión, pero en esta profesión como alguien dijera hay que tener  “el valor de afrontar hechos desagradables”. No somos simples espectadores  del momento crucial que nuestra patria vive  y es hora ya de superar visiones superficiales, triunfalistas y estridentes de una realidad que junto a sus valores sagrados también nos incomoda la vida diariamente por razones que tienen que ver con la actitud del hombre. Al periodismo le corresponde en mi opinión, la misión de ayudar a blanquear la obra común,  asumiendo el rol de desinfectante social.

EL NO SE VA, NO SE FUE

 

 

Hugo,  vivirás  hermano

En millones que te adoran

En hombres recios que lloran

Porque llorar es humano

El mundo tiende su mano

De amor y de condolencia

Al sembrador de conciencia

Al hombre cuyo destino

Fuera abrirnos un camino

¡La segunda independencia!

 

 

Seguro tu verbo ardiente

Se extrañará, tú lo sabes

¡Claro que sin Hugo Chávez

Todo será diferente!

Pero nuestro continente

Aprendió bien tu lección

La de defender la unión

Como arma para luchar

Que te escuchó convocar

A forjar la gran nación.

 

 

Tu muerte es terrible mal

Que nos destroza y aflige

Pero al mismo tiempo exige

Defender tu noble ideal

Solo una palabra, leal

Cabe ante tanto dolor

Y un compromiso de honor

Ante la América amada

Seguirá en alto la espada

Triunfal del libertador

 

 

 

 

 

 

 

Mi corazón de cubano

Captó tu noble bondad

Fidel padre, ¡Que humildad!

Entonces tú eres mi hermano

Tómala aquí está mi mano

Perdona, pero me aflijo

Con mi pensamiento fijo

Ni creo lo que estoy viendo

¡Cuanto él estará sufriendo

La triste ausencia del hijo!

 

 

Tanto dolor y ansiedad

Al mundo lo han conmovido

Pero Chávez no ha partido

Vive por la eternidad

Lloramos, es la verdad

Porque el alma está afligida

Pero el espíritu anida

De Alí Primera su aserto

“No puede llamarse muerto

A quien muere por la vida”

 

 

El no está muerto, su anhelo

Cumpliremos tras su huella

Presiento que cada estrella

Le rinde culto en el cielo

Pero no en señal de duelo

Acompañan nuestra fe

El no se va, no se fue

¡Calma pueblo que lo adora!

Solo repite -“Por ahora,  

Pero pronto volveré”

 

Experimento para acabar con el bostezo gastronómico

Dijo un cochero a otro por estos días en la zona hospitalaria. -Con la llegada de las nuevas guarandingas se nos pondrá malo el negocio. – No te preocupes que ya me enteré que no la van a arrendar y a los dos meses no habrá guarandingas, le respondió el otro. Frases que agravian pero ponen a pensar. Por eso reafirmo que si una decisión cambiará la imagen de nuestra gastronomía es el arrendamiento de las unidades, que comenzó a experimentarse en Villa Clara por aquellas que cuentan con uno o dos trabajadores. El estado no puede continuar cargando con la ineficiencia y las pérdidas millonarias. El experimento obliga a 202 centros gastronómicos a arrendarse, 153 mostraron su conformidad en un primer momento, después algunos más han renunciado. Experimento a fin de cuentas, en mi opinión  habrá que analizar con profundidad el resultado y corregir lo que sea factible. Lo que si es cierto es que son ya demasiados años para seguir conviviendo con el bostezo, la despreocupación por la oferta  y el mal servicio. Un examen especial reclaman los círculos sociales.  No puede desde la Habana en mi opinión, sin el protagonismo que debieran tener los consejos de la administración, decidirse el pago de 700 pesos mensuales como cuota lo mismo para una unidad en el centro de la ciudad que para el círculo social de Las Calabazas en Guinía de Miranda. El célebre traje a la medida no se puede olvidar. Tampoco se puede olvidar que la mayoría de los círculos sociales fueron construidos por nuestras cooperativas para prestar servicio a las familias campesinas y un día amanecieron por una decisión como parte del patrimonio de comercio sin pagar un centavo. Pudiera analizarse la posibilidad de que, donde sea posible, regresen a las cooperativas sin que ello viole su objeto social de modo que no se afecte el servicio a esos hombres que sudan produciendo en nuestros campos. Choca con la letra del procedimiento que solo admite hoy el arrendamiento a personas naturales, pero todo se puede corregir porque nada debe ser esquemático y con  más razón cuando hablamos de un experimento. Interpreto que esa es la voluntad del país.

Combatientes contra el bloqueo yanqui.

 

Dos bloqueos dañan la agricultura, como a otros sectores, el acoso económico que Estados Unidos desata con saña durante más de 50 años y el que provoca los errores, la irresponsabilidad de quienes no hacen siempre lo que les corresponde. Contra los dos hay que luchar cada minuto, el primero denunciándolo y buscando alternativas que permitan sortear sus dañinos efectos, el segundo, con exigencia y disciplina en cada lugar, desde el sembrado hasta la vaquería. Digamos que las plagas y enfermedades, muchas de ellas introducidas por el enemigo para dañar la producción agrícola han obligado al país a adquirir paquetes tecnológicos específicos que incluyen insecticidas y fungicidas carísimos en el mercado mundial. Para contrarrestar sus efectos se ha desarrollado como nunca la producción de medios biológicos, como entomófagos y entomopatógenos que han demostrado su efectividad, además de la ventaja de no afectar el medio ambiente. Especialistas aseguran que el bloqueo impide la entrada al país de quid diagnósticos de Estados Unidos para detectar plantas infestadas con virus, cuando no hay sintomatología visual, y también se ha negado el acceso a tecnologías de punta para la producción de bioplaguicidas existentes en Norteamérica. Pero los efectos del bloqueo se manifiestan también cuando el país se ve obligado a comprar insumos, no en el momento que los necesita, sino cuando aparece una oferta menos leonina. Y económicamente causa perjuicios por ejemplo tener que adquirir desde junio los fertilizantes para la papa que se plantará a finales de año, con gastos adicionales correspondientes a su almacenamiento y custodia durante varios meses. El bloqueo obliga también a pagar más divisas en fletes para adquirir alimento animal. Por eso, cada campesino o trabajador agropecuario tiene en su mano una herramienta insustituible para contrarrestarlo. Lo hace cuando cumple sus compromisos de entrega de maíz, componente vital de los piensos, o de cualquier renglón alimenticio que Cuba debe comprar afuera cuando aparece y a precios crecientes, pudiéndolo producir aquí. Por eso los productores agrícolas cuando cumplen sus compromisos se convierten en eficientes combatientes contra el bloqueo imperialista.

Jornada emocionante con Fidel Castro

 

Parecía que la jornada electoral de este domingo transcurriría sin novedades. Para mí en lo personal sería novedoso que mi hija menor votaría por vez primera. Cumplió su responsabilidad en horas la tarde con el desenfado propio de los jóvenes. Estas elecciones le supieron a hiel a quienes se proponen inundar la sociedad de pesimismo. Ya preveían falta de entusiasmo como si la gente no supiera bien lo que se juega en cada combate. Si, porque la jornada de este domingo fue un combate, y para hacerla más emotiva, llegó el eterno comandante en jefe de las tropas revolucionarias y en breves palabras desbarató la miserable intriga. “Aves de mal agüero, no recuerdo siquiera que es un dolor de cabeza”, dijo Fidel, y fue como un trueno fulminante de las esperanzas enemigas y un rayo de luz para los millones de fidelistas que lo llevamos en el corazón. La batalla continúa en las redes sociales. Sorprendidos in fraganti ni se inmutan y continúan mintiendo descaradamente ante lo evidente. Con el oxígeno de ver entero a nuestro Fidel, nuestras neuronas apenas deben hacer cuclillas para destruir sus intrigas. La de este domingo fue una gran victoria. Más del noventa por ciento de los electores como siempre acudieron a las urnas, un verdadero plebiscito que demuestra los afanes de los que aquí vivimos por perfeccionar y mejorarlo todo que no es sinónimo de destruir. En confianza, pregunté a mi hija por cual candidato había votado y me confesó que por el joven trabajador por cuenta propia, que goza de todos los derechos para ser elegido en esta Cuba nueva que estamos construyendo con todos y para el bien de todos. Como mi hija y yo no votamos por el mismo candidato, recordé los cuentos de mis abuelos cuando la familia unida “alquilaba” su cédula en aquellas “elecciones libres”. Al enfrentarme a la boleta, tuve dudas, porque los tres eran magníficos candidatos, pero había que votar por uno solo y la mano con el lápiz se me fue deslizando hacia el nombre de Mayeta, un veterano combatiente del ejército rebelde, honrado y honesto, que conozco bien y se que jamás se cansará.

Invitación al optimismo

Invitación al optimismo

 

El período de descanso fue perturbado por una frase recurrente, “el periodista critica lo mal hecho pero no hay respuestas” insinuando que braceamos en el vacío. Además de inexacto ese criterio se convierte en una invitación al pesimismo que parafraseando al cantor es como un llamado a arrepentirse, y en la batalla por enfrentar los problemas no hay margen para el desánimo o el cansancio. Traigo como pruebas de que no siempre las preguntas quedan sin respuestas los dos últimos materiales publicados. En horas fue resuelto el destino de la leche de cabra del manicaraguense Zenón, el mejor criador de esa especie en Villa Clara. Un poco más de tiempo debió esperar el ganadero Gustavo Cuevas en Minas Ricas para que le recogieran los más de cien litros de leche diarios que producen sus vacas, pero el problema tuvo solución luego del accionar de las autoridades. Son solo dos ejemplos que prueban el por qué del permanente llamado de Raúl al control y la exigencia. Comparto sin embargo la opinión que amenaza con generalizarse de que en los últimos años muchos esconden la cabeza como el avestruz ante la crítica como esperando que el tiempo se lleve las palabras y olvidando que la gente tiene magnífica memoria. Es un problema nacional y que a mi juicio solo pudiera explicarse por un déficit de vergüenza, porque ante la crítica se puede disentir, e incluso replicar con argumentos, pero nunca callar. También están de moda las justificaciones como se evidencia en algunas respuestas administrativas a los lectores de Granma que son verdaderos ladrillos de media página para explicar la imposición al final de tiernas amonestaciones y hasta señalamientos críticos para responsables de violaciones y faltas bien serias. No faltan incluso, ejemplos negativos como el del grupo nacional de granos de la agricultura que arremete contra el productor que se quejó, sacándole en cara lo que antes no había detectado, lo cual en buen cubano parece represalia. El camino hacia el perfeccionamiento de nuestra sociedad presupone cumplir con la enseñanza perenne de Fidel de saltarle encima a los problemas y no descansar hasta resolverlos. Acabo del leer por enésima vez y no me aburre El Principito, esa pequeña obra maestra del francés  Antoine de Saint- Exupery y uno queda prendido de la bella metáfora expuesta “lo esencial es invisible para los ojos”. Pero lo que nadie tiene derecho es a cerrar los ojos ante las cuestiones esenciales. 

El periodista es un combatiente

El periodista es un combatiente

 

Áspero es en ocasiones este oficio del periodismo, el más estresante después de pilotear aviones según especialistas y uno de los que más carga de amor reclama para sortear los sinsabores que deja como huellas muchas veces. Solo el orgullo de ser leales a la verdad que es más bella sin adornos y el cariño del pueblo pueden recompensar con creces su ejercicio. Si cometes un error te evaluarán por él y si a fuerza de investigar hasta el detalle logras eludir las pifias durante decenas de años,  de todas formas tu enfoque podría ser enjuiciado. Poco bien se le hace a las proyecciones estratégicas del país  que incluye la necesaria transformación de nuestro periodismo, si jamás se cuestiona a quienes lo ejercen desde la cómoda posición laudatoria como si las alabanzas sin fundamentos sólidos pudieran por si solas transformar realidades. Quien ejerce el periodismo crítico, debe estar sin embargo a la espera de las interpretaciones que pudieran ser hasta pueriles o infundadas. El periodista revolucionario es un combatiente más que con el arma de la palabra ayuda a enderezar lo que ande torcido, fotografiar las sombras, denunciar lo degradante, ofertar propuestas y también reconocer lo que anda bien, pero no para buscar falsos equilibrios sino para mostrar el rumbo más certero a otros que se tardan demasiado en tomarlo mientras el país debe esperar por su paciencia. Solo esa es la modesta contribución que puede hacer el periodista quien no debe ser visto jamás como responsable de un problema por sacarlo a la luz y que solo espera unir su voluntad a quienes tienen la posibilidad real de contribuir con decisiones a encontrar soluciones.  No mentir jamás es un principio básico para todos en que nos educó la revolución, más allá de profesiones. Y la verdad siempre se abre paso como el agua cristalina. La misión de la prensa es reflejar con objetividad la realidad con ánimo de perfeccionarla siempre. No se trata de una de cal y otra de arena. Ante el reclamo de elogio para una feria agropecuaria efectuada días atrás en Santa Clara que me hizo con  íntegro espíritu un extenuado trabajador de acopio, le respondí. “Lo que vale es que el pueblo está hablando bien de la feria”. O sea,  un periodista responsable jamás excederá el papel de portavoz de nuestro pueblo que tendrá siempre a su servicio nuestros micrófonos leales a Fidel y a Raúl.       

Fidel Castro y el rescate actual de la dignidad de Nuestra América.

Fidel Castro y el rescate actual de la dignidad de Nuestra América.

 

Sabemos que Fidel es un ser humano, con virtudes y defectos, pero después de tantos años viéndolo crecer desde el fogoso estadista y político hasta el sabio veterano que tantos reverencian en el mundo, podríamos concluir que es un ser humano pero de los que tardan siglos en nacer. Yo, que no  profeso creencias religiosas, no dudo en dar gracias a Dios y a la ciencia por mantenerlo entre nosotros al cumplir 86 años, definitivamente seguro de que ninguna fuerza podría acabar con él.  Fidel es un profeta, y lo dijo el Che. Estremece leer aquel episodio de la Sierra Maestra cuando adivinó con la exactitud  de la aritmética la llegada del enemigo varios días después al punto que el había seleccionado previamente para el combate. Cada archivo desclasificado viene a corroborar lo que antes presagió y deja un lamento en el ambiente contra quienes no han medido siempre su estatura. Así fue cuando  su manejo excepcional de la crisis de octubre, pudo librarnos incluso del puñal de Guantánamo, si en Moscú no hubiese prevalecido entonces la jactancia o el pánico.  Fidel ha sido como el mismo ha confesado, el principal opositor de su propia obra y da la impresión que en ocasiones hasta se autoinculpa de cuestiones que fueron obra de otros. Tal es su sentido del honor a la hora de reconocer errores, no como autocríticas epidérmicas, sino como reanálisis para rectificar. Tiene el don de adivinar, una cualidad solicitada por Martí para quienes gobiernan. Un amigo suyo encontró la metáfora perfecta, - “va al futuro, regresa y nos lo cuenta”. Así ocurrió en aquel verano de 1989  cuando vaticinó no solamente el derrumbe  de un sistema poderoso,  a partir de errores de sus timoneles, sino también la capacidad de nuestro pueblo para no rendirse y sobrevivir. Como fieras acorraladas nos dispusimos a pelear millones de cubanos al escuchar aquel llamado: “Las armas no se entregan jamás sin combatir”.  Y ahora, cuando resulta fácil regresar al pasado para buscar los argumentos del debate actual, nos percatamos que aquella firmeza con la que defendimos la revolución cubana hizo posible la ola de rescate de la dignidad que inunda Nuestra América y que el mundo solo tendrá futuro, si se hace caso a la profecía de Fidel y se impide a maniáticos con armas nucleares, que  lo destruyan.

 

Escribir en Vanguardia.

Escribir en Vanguardia.


Ejercía mi gran sueño desde hacía varios meses en la radio en aquel ya distante año 1985, pero realmente me sentí periodista cuando vi mi nombre impreso por primera vez en nuestro querido periódico Vanguardia. Todavía guardo el artículo sobre Iván Tristá, un villaclareño, oficial del ejército soviético en la Gran Guerra Patria.  Se trataba de una infantil vanidad porque en esta profesión solo el tiempo y los consumidores pueden dictaminar si ya eres periodista. Vanguardia cumple 50 años y es preciso hablar de los más recios pivotes que sostuvieron siempre su estatura. Con Pedro de la Hoz, el destacado periodista cubano,  hoy en Granma, cubrí mi primer evento con el entonces ministro de la industria ligera en nuestra textilera. Llené varias hojas en la agenda y el no copiaba nada. El material que publicó al día siguiente sin embargo apabullaba mi adolescente nota. Vanguardia me dio la posibilidad de conocer, intercambiar y admirar al patriarca Roberto González Quesada, de estatura breve pero sin dudas  el más grande, quien ya longevo escribía con garra excepcional  la sección Contrafilo que extrañaremos siempre. Con José Ramos Pichaco recorrí los campos y compartí reuniones consiguiendo conocimientos sobre la agricultura, mientras disfrutaba el periodismo diario de Otto Palmero, Guido de Armas, Mercedes, Ricardo González o Luis Machado, entre otras excelentes plumas.  Hablo de aquel pretérito porque nada triunfa sobre el olvido de las glorias pasadas, pero sigo buscando todavía  cada sábado nuestro periódico que entra en la madurez dotado del gancho impaciente que envuelve dejando como buen síntoma los deseos de volver a leer aquellas ocho páginas diarias. Sería deshonesto esconder que siento añoranza por su color azul, pero sigo pensando por supuesto que el contendido es lo primario. Y sin ánimo de adulaciones pueriles o astucias para solicitar espacio, hoy comprimido para tanto talento, evoco 27 años después aquella primera publicación personal,  porque aún creo que escribir en nuestro Vanguardia, es como un pase a la posteridad en la querida profesión del periodismo.   

La simiente sembrada el 26 de julio

La simiente sembrada el 26 de julio

Ningún pueblo podría olvidar su historia sin arriesgarse a tener que repetirla y la mayor honra que pudiera hacerse a la sangre de los mártires es mantener en pie la obra que ellos ayudaron a cimentar con el sacrificio supremo de la vida. Por eso aquellos jóvenes encabezados por Fidel que mantuvieron al apóstol vivo cuando una cruel tiranía humillaba al país, encendieron una antorcha eterna para alumbrar el camino e impedir que un día la patria vuelva a ser esclava. Un camino sin pavimentar por el que hemos sabido transitar tres generaciones serpenteando no solo las malezas propias sino la gran fiera despechada, de siete leguas, en eterno acecho para aprovechar cualquier desliz, clavar su garra en el corazón de la dignidad cubana y llevarnos de nuevo a los tiempos de la reverencia al Mister y a la Sugar Company. Casi seis décadas después de aquel momento heroico los agradecidos tenemos el deber de mirar hacia la luz para que podamos limpiar su haz de manchas y lunares en una práctica radiante en que cada opinión se tiene en cuenta. No es justo abrumar nuestros ojos con las tinieblas materiales sin saldar y que nos parezcan de ficción los episodios tenebrosos que nos contaron los humildes abuelos, porque ese pasado está ahí como brutal presente de millones en otras latitudes. Tampoco hay derecho a conformarse, porque la hora sigue siendo de hornos encendidos, talleres despiertos, tierra labrada y brazos que no se cansen. Aunque el ritmo pueda parecernos lento, sin pausa el país cambia, se transforma y se van recogiendo nuevos frutos valiosos. La simiente sembrada por Fidel aquel 26 de julio hace 59 años nunca se ha negado a germinar porque no hemos permitido que envejezca. Y nos adentramos en el tercer milenio con una revolución que conserva intacto el corazón y se despoja de obstáculos sin detener la marcha,con el mismo color que trajo de la sierra.

Termómetros para medir la temperatura social

Termómetros para medir la temperatura social


Pocos termómetros son más exactos para medir la temperatura social que transportarse en carretones y escuchar. También las vivencias en un superbus, o en cualquier cola informan mejor que las reuniones sobre lo que acontece en la vida cotidiana. Si todos los cubanos lo usáramos aunque fuese una vez por semana crecería la sensibilidad. Haciéndolo,  conocí que los domingos las motonetas en Santa Clara no te llevan al hospital que tiene solo dos días para visitar al familiar enfermo, si no la alquilas completa. Entonces usted las ve pasar raudas por las calles con una sola persona que quizás no tenga tanta vergüenza pero si mucho dinero. Y puedes escuchar a aquella señora que lleva tiempo en la parada para ir primero al hospital donde tiene la madre ingresada para regresar rápido a Manicaragua a atender a su anciano padre, y tendrá que dar 10 pesos al camión donde va en un solo pie como sardina en lata. Y entonces se embulla cuando llega el carretón, pero no son tres pesos, hoy es domingo y son cinco, y ante la súplica la respuesta brutal, inclemente, cruel, mordaz. –“esto es a oferta y demanda y eso no lo inventé yo”, para dejar de paso en el ambiente a nuestro estado como responsable de su abuso. Y otro responde enfurecido con una palabrota haciendo temer que aparezca la violencia. Y aquella mujer tiene que decir que no, que ella no puede montar en el carretón a ese precio porque no le alcanzaría después para el camión de 10 pesos,  que en la otra provincia aledaña, por la misma distancia exacta, 27 kilómetros,  cobra cinco. Y todos coinciden en aquella parada en preguntar cuando pondrán tarifas, y que envés de 300 pesos diarios se ganen solo 150, mas de siete veces lo que gana un médico que vela por la salud de todos. Y en ese momento llega una Yutong salvadora con aire acondicionado y recoge el pasaje por solo un peso. Es la Yutong de la empresa estatal socialista, como recordándonos cual es el camino,  que todo lo demás debe ser el complemento para satisfacer necesidades, pero no la mágica “solución definitiva” que se llevaría nuestras esencias en su torrente de desigualdad.  Esa Yutong prueba además que el estado socialista tiene moral suficiente para decir no,  no es oferta y demanda, este es el precio, esta es la tarifa, porque no hay derecho a permitir que las personas humildes queden a merced de mercaderes insensibles.

Hace unos años, el trabajador por cuenta propia era observado con ojerizas. Que bien que logramos superar esa injusta discriminación, porque esa figura, y hablo del trabajador por cuenta propia, no de quien pone a su servicio decenas de trabajadores, no contradice la esencia del socialismo tal y como lo concibieron sus fundadores. Ahora no hay porqué ir al otro extremo, ni considerarlos intocables. Ellos deben cumplir las regulaciones que el estado disponga, como el resto de los trabajadores de nuestro país.

Ante el descontrol mas inspección.

Ante el descontrol mas inspección.

 

Los cubanos hemos desmentido aquel refrán de que guerra avisada no mata soldados.  Ahora se conoce con antelación cuando se realizarán los controles o inspecciones,  te dan una guía con tiempo suficiente para prepararte,  y después la evaluación muchas veces es mal, deficiente o regular. Es como si al alumno lo repasaran, le dictaran las preguntas que saldrán en la prueba con sus respuestas  y después desaprobara. Por eso el descontrol hay que resolverlo con  urgencia, porque la economía no puede darse el lujo de tener tantas personas inspeccionando y durante tanto tiempo  cuando lo que más falta hace es producir. Además, hablemos claro, no es fácil estar trabajando y tener un grupo de personas revisándote todo durante días y preguntándote cada detalle. Es como si tuvieras una visita en tu hogar durante muchos días sin haber sido invitada y que además, vino para hurgar y señalarte deficiencias. Pero no existe otra alternativa que arreciar la inspección cuando hay tanto descontrol porque las administraciones en muchas entidades no hacen lo que les corresponde. Poco logramos con tantas capacitaciones o recitar lo legislado en esta materia si después  se roban por falta de control los medios básicos en el centro de trabajo, se desvían mercancías para especuladores en almacenes y unidades comercializadoras, no se aprovecha la jornada laboral por falta de exigencia administrativa,   se realizan pagos indebidos con el dinero del presupuesto del estado,  o no se cuentan el ganado en determinada unidad pecuaria, para poner algunos ejemplos concretos que conozco. Nada puede sustituir el autocontrol y la exigencia administrativa, para lo cual hay que limpiar la administración de las personas que juegan sucio, de esas que sonríen socarronamente ante una amonestación, que las comisiones disciplinarias no los inmutan,  que las críticas públicas no los avergüenzan y que las demociones ni les preocupan  porque han forjado relaciones para aparecer de nuevo administrando recursos al poco tiempo y corrompiendo todo lo que tocan. Es tiempo ya de meterse en la cabeza que estamos viviendo tiempos nuevos y que hay que cambiar de verdad y para mejor, la mentalidad.   

Asegurar la calidad de la leche

Asegurar la calidad de la leche

 

Escuché en una reciente reunión que Villa Clara está evaluada como la peor provincia en calidad de la leche. No puedo evitar la suspicacia conociendo lo estrictos que somos los villaclareños. ¿Quien le estará echando agua a la leche?. El primer perjudicado es el propio productor porque no se la devuelven aunque no tenga calidad y se la pagan a 35 centavos el litro. Pero bueno, allá quien meta las manos en la candela, o sea, en las cantinas, para adulterar el producto. Nadie tiene derecho a hacerlo, ni el productor, ni el que la acarrea, ni el que trabaja en el termo, ni el que la transporta. Hace poco aparecieron unas cantinas con agua en Placetas encima del camión.  Me han contado anécdotas de todo tipo, hasta de echar la misma leche en cantinas diferentes y que el sofisticado y estricto equipo arroje reductasa diferente.  La prueba se hace dos veces al mes, pero son 30 o 31 días. Están entrando lactodensímetros y es bueno, pero cuando no había  tanta tecnología todo  era menos complicado y desde niño vi ordeñar la vaca debajo de una mata. Se lleva el cubo con agua, se lava la ubre y después se cuela la leche. Pero ahora sin embargo no han aparecido guisazos, sino ranacuajos. Las vacas siempre se ordeñaron de madrugada y ahora no son pocos los que duermen la mañana, o peor, algunos tienen otro trabajo y firman la tarjeta antes de ordeñar las vacas. Ni siquiera hace falta comprar equipos en el exterior para saber que una leche extraída  con el sol que raja las piedras, cuando pasen unas cinco o seis horas, se pone ácida. ¡Las palabras pueden adornarse pero yo pienso francamente que lo que hace falta es un equipo bien moderno, infalible,  para medir la vergüenza de la gente!., porque un hombre honrado, no está dispuesto a pasar pena.  Lo que si no es justo ni admisible es que pague justo por pecador, llegar y hacer una prueba colectiva  al termo y afectar y amargar a todo el mundo. Solo con tomar la muestra en un pomito a cada productor, cambió la situación en determinado lugar, contaba Enel Espinosa, el delegado provincial de la agricultura. Es que todos sabemos que una papa podrida pudre el saco, y hay que determinar cuál es, antes que nos corrompa al resto.     

El lineamiento 183 y los intermediarios

El lineamiento 183 y los intermediarios

 

Uno de los errores que se comete  en ocasiones es confundir las políticas con los principios básicos. Las políticas pueden transformarse o adecuarse cuando lo recomienden las circunstancias, o sea,  los resultados de su aplicación. Repetir mecánicamente por su número cada lineamiento aprobado por el sexto congreso de nuestro Partido, no equivale a implementarlos, sería otra manera de engavetarlos, y el país no puede permitirlo.  Vayamos al espíritu  y la letra del lineamiento número 183. “Transformar el sistema de acopio y comercialización de las producciones agropecuarias mediante mecanismos de gestión más ágiles que contribuyan a reducir las pérdidas, al simplificar los vínculos entre la producción primaria y el consumidor final, incluyendo la posibilidad de que el productor concurra al mercado con sus propios medios”.  La verdad es que está por implementar todavía. El creciente número de intermediarios entre la ciudad y el campo,  sean legales o ilegales, aleja la producción primaria del consumidor final, encarece  cada producto agrícola y desmotiva la concurrencia directa al mercado de los productores con sus propios medios, porque le pagan bien sus productos y al contado allí en la finca.

Como explicaba en reciente mesa  redonda, un erudito en estos temas, el doctor Sergio Rodríguez, si le pagan la yuca al productor a 60 centavos la libra y después la venden a 2 pesos, ese intermediario puede darse el lujo de dejar podrir una parte antes que bajarle el precio. Esta inmoralidad, que  también ocurre en los mercados estatales, contradice el principio básico del socialismo encaminado a satisfacer las necesidades del pueblo  y prueba que no basta solo con producir. El desorden en la comercialización de productos agrícolas comenzó cuando se autorizó a vender a la denominada “oferta y demanda” en los puntos de la agricultura urbana.  Todos recordamos, porque no hace muchos años, cuando los mazos de vegetales se vendían a peso y tenían que tener una libra. Por eso concuerdo con quienes afirman que no se debe culpar del desorden actual a los carretilleros porque comenzó mucho antes de autorizarse esa figura. Y más que culpables lo que hace falta es buscar soluciones para asegurar el acceso a los productos agrícolas fundamentales. Nadie discutiría que producir es lo más importante, pero las políticas deben encaminarse a que lo producido vaya lo más directamente posible a los consumidores y no a engrosar los bolsillos de los especuladores.

Hay que salir del círculo vicioso, en que acopio dice, “si no pagamos caro a los productores no compramos”, y entonces si se oferta caro no se vende y miles de quintales se pudren con tantas necesidades insatisfechas. Cuando los precios no se fijaban nacionalmente, sino por los consejos de la administración provincial, más cerca de los consumidores, no estaban exentos de errores pero se podían resolver con mayor dinamismo las incongruencias.

Pudiera estar equivocado, pero no somos pocos los que así pensamos. Vale la polémica para llegar a la verdad, lo que no convence a nadie es el silencio. Resulta evidente que algunas políticas aplicadas, son contrarias al espíritu y la letra del lineamiento 183 y no deben ser defendidas a ultranza. Nuestra Revolución jamás se ha apartado del análisis dialéctico de los problemas. Adecuar esas políticas constituye una obligación cuando obstaculizan un principio básico para asegurar la alimentación como está correctamente expresado en el lineamiento 183 aprobado por el sexto congreso de nuestro Partido.

 

 

 

Para garantizar una nutrición adecuada

Para garantizar una nutrición adecuada

 

Escuché hace pocos días en la televisión se afirma que para combatir la osteoporosis es necesaria una dieta balanceada con alimentos ricos en calcio. En Granma leo lo que dice un destacado especialista cubano: “Ningún alimento por sí solo es capaz de aportar al organismo todo lo necesario para su buen desarrollo y funcionamiento, porque para ello se requiere consumir más de 40 nutrientes diferentes”. La reducida pero imprescindible cuota normada y subsidiada no los aporta.  Los mercados agropecuarios estatales ofertan poco y a altos precios, los denominados de oferta y demanda también son caros y a los carretilleros solo le llegan los que tienen altos ingresos, reciben remesas o estimulación en divisas. Miren si es así que usted ve las carretillas abarrotadas a las seis de la tarde y nadie creería que la gente ya está hastiada de tomate, malanga, plátano, guayaba, piña o frijoles.  Esta situación refuerza la importancia de la red de mercados estatales. Claro, los precios no pueden originar que se pudran los productos. Cuando esto ocurre, la empresa de Acopio realiza los ajustes o explica lo ocurrido, pero hay que ponerse en la piel del   trabajador y administrador del mercado a quienes no se les admiten mermas y tienen allí el pimiento a 4,95 la libra, mientras está más barato por todas partes. ¿Como puede evitar las pérdidas?.  Señores, como dice mi amigo,  quien entiende que un quintal de pimiento cueste lo mismo que cinco quintales de papa, o quintal y medio de chícharos o arroz. Y no se trata solo del pimiento, ocurre con varios productos. Hay que salir de  este círculo vicioso, en que acopio dice, si no pagamos caro a los productores no compramos, y entonces si se oferta caro no se vende y miles de quintales se pudren con tantas necesidades insatisfechas. Cuando los precios no se fijaban en la Habana, sino por los consejos de la administración provincial, no estaban exentos de errores pero se podían resolver con mayor dinamismo las incongruencias. Estas verdades, si no existen argumentos para desmentirlas deben ser dichas en voz alta por todos los que tienen responsabilidad con la alimentación del pueblo.  La verdad solo puede quemar a quienes no se percaten de que un mal peor es el silencio.

Hombre motivado vale por dos

Hombre motivado vale por dos

 

Constituye un deber defender la importancia del contrato para ordenar el país, porque no podemos convivir con el desorden. Y hay que crear una cultura de la disciplina, de la necesidad de cumplir los compromisos. Si pierde importancia en las relaciones humanas la palabra de honor que era sagrada en mis tiempos de niño, pues hay que llevar a documentos legales con cuño y firma las obligaciones de cada parte y que tenga que pagar quien las incumpla. Pero fíjense que hablo de cada parte, porque hay que partir siempre la naranja al medio, es hasta una cuestión de honor. El jurídico de una empresa por ejemplo no está para defender a la administración ni velarle sus espaldas, sino para alertar sobre el cumplimiento estricto de lo legislado, e impedir que se violen los derechos de nadie, llámese administración, trabajadores o campesinos. La empresa de acopio no está obligada a comprar aquellos productos que no están contratados, porque existen productores que cuando ven que el precio baja en el mercado denominado reoferta y demanda se acuerdan entonces de que no lo contrataron y quieren que se los compren. Pero cuando se viole por la empresa de acopio al no comprar lo contratado también existe el derecho a demandarla. Ahora, no me cansaré de repetir que la contratación en la agricultura no puede ser tan estricta como en otras ramas, lleva análisis profundos. Debe tenerse en cuenta cuando no es por culpa de nadie, que el barco no entró a tiempo con el pienso comprometido con el productor porcino y este debe hacer maravillas para alimentar los cerdos y cumplir con las cifras de carne ya previstas en el balance. Pero digo más: alguien pondría en el contrato que este año no iba a existir prácticamente invierno y se iba a afectar la tuberización de la papa o los rendimientos del frijol o el garbanzo. No puede admitirse que el clima sirva para justificar los incumplimientos de una unidad productora pero no los de un campesino. Hay que borrar las justificaciones para todo el mundo y preverlo todo. Por eso abogo por la exigencia y la disciplina, pero sin olvidar que lo esencial, lo principal, es crear las condiciones para lograr la motivación de cada cual a sembrar, producir, contratar, acopiar y a cumplir. Hombre castigado se desmotiva. Hombre motivado vale por dos.

Gabriel García Márquez y el hábito de fumar.

Gabriel García Márquez y el hábito de fumar.

 

 

Que logramos con apagar un día los cigarros y tabacos, pensaba el pasado 31 de mayo, día mundial sin fumar. Una semana antes había decidido no tocar jamás un cigarrillo. Y lo que más me motiva es demostrarle a las personas mas cercanas que ahora si es en serio porque saben que no es la primera vez que dejo de fumar.  No resulta fácil.  Lo demuestro solo  con leer un fragmento de las memorias del premio Nobel Gabriel García Márquez,  genio de la literatura latinoamericana.

“ Por la pulmonía me habían prohibido fumar pero fumaba en el baño como escondido de mi mismo. El médico se dio cuenta y me habló en serio pero no logré obedecerle. Ya en Sucre mientras trataba de leer sin pausa los libros recibidos, encendía un cigarrillo con la braza del otro hasta que ya no podía más y mientras más trataba de dejarlo más fumaba. Llegué  a cuatro cajetillas diarias, interrumpía las comidas para fumar y quemaba las sábanas por quedarme dormido con el cigarrillo encendido. El miedo a la muerte me despertaba a cualquier hora de la noche y solo fumando podía sobrellevarlo hasta que resolví que prefería morirme a dejar de fumar. Más de veinte años después, ya casado y con hijos, seguía fumando. Un médico que me vio los pulmones en la pantalla me dijo espantado que dos o tres años después no podría respirar. Aterrado llegué al extremo de permanecer sentado horas y horas sin hacer nada más porque no conseguía leer, o escuchar música o conversar con amigos sin fumar. Una noche cualquiera durante una cena casual en Barcelona un amigo siquiatra le explicaba a otro que el tabaco era quizás la adicción más difícil de erradicar. Me atreví a preguntarle  cual era la razón de fondo y su respuesta fue de una simplicidad escalofriante. –Porque dejar de fumar sería para ti como matar a un ser querido. Fue una deflagración de clarividencia. Nunca supe por qué ni quise saberlo, pero exprimí en el cenicero el cigarrillo que acababa de encender y no volví a encender uno más sin ansiedad ni remordimientos en el resto de mi vida”.  

Si García Márquez pudo imponerse a sus angustias, los demás también podemos. No solo debemos proteger nuestra salud y la de quienes nos rodean, tenemos motivos adicionales para no fumar.  Una cajetilla cuesta la mitad de nuestro salario diario, podríamos destinar ese dinero a lo que resulte verdaderamente imprescindible.  Y otra más, para no sufrir las consecuencias de la ineficiencia administrativa como la que se presume de la carta enviada por Epifanio Muñoz desde Buenavista el pasado 14 de mayo. “No hay cigarros en este municipio desde hace una semana, están almacenados en Cubatabaco de Remedios y comercio no los puede comprar allí porque no tiene dinero para pagar”.

 Estoy llegando a la conclusión, aunque entre en contradicción con los criterios de siquiatras y otros especialistas, y quizás hasta del propio García Márquez,  de que es más fácil dejar de fumar que resolver el problema de las cuentas por cobrar y  por pagar.