Hasta donde llegará el precio de los frijoles.
La experiencia es quizás el único subproducto efectivo de la suma de los años. Y como se ha ido emblanqueciendo mi cabello, me aventuré a pronosticar hace mas de un año lo que pasaría con el fríjol. Hasta el Granma publicó nuestra opinión y el directivo nacional respondió con rutinarios argumentos que provocaron una fuerte coletilla del periódico. Cuanto lamento no haberme equivocado. Ya los frijoles andan por los 14 y 15 pesos la libra, a oferta y demanda, inaccesibles para la mayoría que no le queda otra alternativa que acudir continuamente al siempre inolvidable y valioso chícharo, afortunadamente “estatal y socialista”. Resulta significativo apreciar que lejos de reconocerse en su justa medida el triunfo que significa para la economía nacional sustituir las importaciones del grano, la familia solo atina a pensar en el alto precio de la calle porque las 10 onzas por consumidor, que llegan cada mes a la bodega, se agradecen, pero evidentemente no alcanzan para un potaje como ya he dicho. Si Pirro fuera un cubano de hoy, al pensar en el precio de los frijoles, quizás repetiría la frase que lo inmortalizó: “Con otra victoria como esta estoy perdido”. Por eso Fidel dice que “el revolucionario tiene que estar incesantemente pensando”, porque cada medida tiene consecuencias. Miren ahora, por ejemplo, se sobrecumple el plan de maíz para sustituir importaciones, una magnífica noticia, pero como se ha comprado todo a precio subsidiado, a 280 pesos el quintal, incluso el que no estaba contratado, ahora tenemos que pagar la harina más cara que el arroz. “Cosas veréis Sancho”, repetiría el quijote. Pero vuelvo al fríjol que ya su precio nos asfixia, amenazando con superar el de la carne de cerdo que se oferta en Villa Clara a 17 pesos la libra. La macroeconomía no puede divorciarse de la microeconomía, de esa que requiere cada familia para vivir. Y más importante que alimentar el discurso administrativo con cifras de toneladas que sustituyen importaciones, por verdaderas que sean, es cumplir la misión principal de la agricultura que es alimentar a las personas. Recuerdo cuando hace exactamente 11 años, en noviembre del 2003, el consejo de la administración provincial bajó el precio del fríjol de 7 pesos la libra a 6,50. Y continuo pensando que el tope de precios es la única salida conveniente para todos, menos para los especuladores, avasalladores de los más humildes consumidores.