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Polemizando

Jornada emocionante con Fidel Castro

 

Parecía que la jornada electoral de este domingo transcurriría sin novedades. Para mí en lo personal sería novedoso que mi hija menor votaría por vez primera. Cumplió su responsabilidad en horas la tarde con el desenfado propio de los jóvenes. Estas elecciones le supieron a hiel a quienes se proponen inundar la sociedad de pesimismo. Ya preveían falta de entusiasmo como si la gente no supiera bien lo que se juega en cada combate. Si, porque la jornada de este domingo fue un combate, y para hacerla más emotiva, llegó el eterno comandante en jefe de las tropas revolucionarias y en breves palabras desbarató la miserable intriga. “Aves de mal agüero, no recuerdo siquiera que es un dolor de cabeza”, dijo Fidel, y fue como un trueno fulminante de las esperanzas enemigas y un rayo de luz para los millones de fidelistas que lo llevamos en el corazón. La batalla continúa en las redes sociales. Sorprendidos in fraganti ni se inmutan y continúan mintiendo descaradamente ante lo evidente. Con el oxígeno de ver entero a nuestro Fidel, nuestras neuronas apenas deben hacer cuclillas para destruir sus intrigas. La de este domingo fue una gran victoria. Más del noventa por ciento de los electores como siempre acudieron a las urnas, un verdadero plebiscito que demuestra los afanes de los que aquí vivimos por perfeccionar y mejorarlo todo que no es sinónimo de destruir. En confianza, pregunté a mi hija por cual candidato había votado y me confesó que por el joven trabajador por cuenta propia, que goza de todos los derechos para ser elegido en esta Cuba nueva que estamos construyendo con todos y para el bien de todos. Como mi hija y yo no votamos por el mismo candidato, recordé los cuentos de mis abuelos cuando la familia unida “alquilaba” su cédula en aquellas “elecciones libres”. Al enfrentarme a la boleta, tuve dudas, porque los tres eran magníficos candidatos, pero había que votar por uno solo y la mano con el lápiz se me fue deslizando hacia el nombre de Mayeta, un veterano combatiente del ejército rebelde, honrado y honesto, que conozco bien y se que jamás se cansará.

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