No basta con las nuevas tecnologías
Recuerdo aquella prueba final de economía en tiempos de estudiante universitario que me instaba a interpretar la teoría sociológico-burguesa del Determinismo Tecnológico, sobre lo que nada había leído. Inventé la respuesta usando la lógica, me salió bien y terminé con cinco. Hoy, cuando los avances de la tecnología resultan colosales, sigo pensando que esta influye pero no determina. Y que conste que también me maravillé al ver el primer informe en Power Point, pero nada sustituye el trabajo del hombre, la consagración y la disciplina. Mas de una vez se recuerda en el consejo de dirección de la agricultura en Villa Clara cuando el ya fallecido Guido Veitía llevaba mas de 30 años atrás a punta de lápiz todas las estadísticas de los cultivos varios en Villa Clara. Recuerdo cuando lo llamaba, siempre presto a aclarar cualquier cifra, desde las caballerías sembradas de cualquier cultivo hasta su enyerbamiento ligero, medio o intenso. En los tiempos de la computación los datos se hacen más esquivos, no se reportan con sistematicidad o se falsean. Usted revisa los informes y constata como muchas formas productivas al parecer no siembran nada durante el mes y después aparece de pronto todo lo plantado al final. Simplemente no se reporta. Considero no obstante que algún día deberán cambiar en el país los métodos que hoy alimentan el trabajo burocrático, porque lo que importa es lo cosechado. Me atrevo a decir incluso que a nadie se le debiera pagar simplemente por sembrar, sino por lo producido. Es allí en el surco y no en oficinas ni en computadoras donde están los que saben como hacer las cosas y nadie debe obligar por la fuerza de su cargo a sembrar una semilla cuando por la situación climática por ejemplo, es seguro que no germinará. No es con las nuevas tecnologías como se puede saber que un productor tiene decenas de vacas y no entrega leche, no es tampoco en las computadoras donde se puede mirar al rostro de aquellos propietarios que a mediados de octubre todavía no han sembrado los alimentos que reclamará su rebaño cuando empiece la sequía. No son los informes digitalizados los que muestran la oferta real de un mercado agropecuario. Es visitando los puntos de venta de cooperativas y dialogando con la gente que te enteras de su reclamo de que regresen al vilipendiado Acopio, una conquista inmensa de nuestros campesinos a pesar de sus deficiencias. En esencia, la solución de los problemas no está en las reuniones ni en las tecnologías, está en meditar profundamente sobre las consecuencias de cada paso que se de, y en la motivación, consagración y disciplina con que se trabaje.
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