Solo se premian los resultados
Recuerdo con respeto aquella frase sobre la emulación que se hizo muy popular años atrás “Se reconocen los esfuerzos pero se premian los resultados”. Y así debe ser porque estos no son tiempos de farándula y consignas vacías, de hacer compromisos y planes con mucho entusiasmo y que después no aparezca el real que es de lo que precisa el país para avanzar. O sea, hay que medir el impacto de todo lo que hacemos para corregir a tiempo lo que no esté dando resultados, ir a la raíz de las causas que provocan los problemas. Ya sabemos por ejemplo que se han entregado desde el 2008 más de un millón 500 mil hectáreas de tierras ociosas en el país, 111 mil de ellas en Villa Clara, pero si cada día los precios son superiores, hay que estudiar lo que está ocurriendo porque evidentemente se produce más. Es necesario medir de forma tangible el impacto de todo, o sea, darle seguimiento en el caso de la agricultura a cada sistema de riego, molino a viento, camión, tractor, al fertilizante… el combustible. Todo lo que el país invierte en comprar insumos es para producir más, por tanto si no se logra en vez de inversión se convierte en un gasto injustificable. Si se le vendieron a una unidad ganadera 50 novillas tiene que aparecer más leche después. Yo creo que es necesario medir el impacto hasta de los sistemas de trabajo, si está probado que en las reuniones no se resuelven los problemas, pues hay que ir hacia el propio lugar donde están para tocarlos con la mano. Si se hacen recorridos y más recorridos por la agricultura urbana con los gastos que trae consigo y cada día los vegetales son más caros, pues habrá que incorporarle el subprograma precios a los 29 que ya tiene, que es a fin de cuentas el tema que menos se debate en esos recorridos y en las reuniones de conclusiones, pero es el que más le interesa al pueblo. Hay que evaluar hasta el resultado de los diplomados y cursos de capacitación impartidos, porque si meses después un capacitado tiene que ser sustituido por mal trabajo, fue un gasto innecesario. Hay que medir incluso como impactan los incumplimientos en el rostro de los responsables, para evaluar al menos si sienten vergüenza al no cumplir la responsabilidad que tienen ante el pueblo. Y el impacto, materialmente hablando, no es que la gente vea por las calles o puestos de venta como en una maqueta expositiva, lo que le resulta imprescindible consumir. El Impacto es que pueda acceder.
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