La resolución 366 y los precios agropecuarios
Hay resoluciones ministeriales que inciden más en la vida de la gente que algunos congresos. Lo reafirmo al estudiar la 366 del Ministerio de Finanzas y precios sobre los precios agropecuarios que regirán en el 2014. Tanto la 366 como sus similares que la precedieron 353, 298, y 397, tienen un común denominador, más productos pasan paulatinamente para “oferta y demanda” e incremento de los precios de compra y por tanto también de venta, de los pocos que van quedando con precios regulados, mientras la vida se hace mas cara cada día, y tampoco se logran los saltos productivos necesarios, solo posibles a mi juicio con la democratización de los análisis y la integralidad en las políticas, como ha invocado el compañero Raúl. Quedan con precios regulados para el 2014 arroz, frijoles, maíz, papa, boniato, tomate, naranja y toronja. Resulta novedoso en la resolución 366, que deja sin efecto la facultad que tenían los presidentes de los consejos de la Administración provinciales para aprobar los precios minoristas máximos de los productos agrícolas en los mercados agropecuarios estatales, con precios de acopio centralizados. Ahora esa facultad la tienen los directores de las empresas que comercialicen de forma minorista, con la excepción de la papa y el arroz. O sea, una decisión de gran trascendencia para los consumidores queda en manos de un director de empresa. Los precios minoristas de los productos agrícolas no pueden requerir subsidios, ni provocar pérdidas a las empresas comercializadoras. Solo excepcionalmente los productos que se considere necesario subsidiar, serán bien fundamentados para ser evaluados por el ministerio de finanzas y precios. Más claro, ni el agua del embalse Hanabanilla. ¿Para que conceder facultades para establecer precios minoristas si los de compra son fijos y únicos para todo el país?. ¿Cómo podría en ese caso evitar las pérdidas la empresa comercializadora? Cualquier oído se impacienta al escuchar la letanía de que el problema de los precios únicamente se resuelve con más producción, cuando las estadísticas refrendan y la propia población percibe en carne propia que el papel regulador del estado nada ni nadie lo puede sustituir.
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