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Polemizando

LA NEURONA INTRANQUILA Y LOS “ZUPEREROES”

LA NEURONA INTRANQUILA Y LOS “ZUPEREROES”


A Baudilio Espinosa, ese avezado humorista cubano, tuve la suerte que la vida lo pusiera en mi propia aula universitaria para que naciera entre nosotros una amistad perdurable. Fue en mi hogar, en la fiesta de graduación donde nos vimos todos juntos los recién graduados por última vez en el verano de 1984. No solo admiro su talento más allá de la amistad, sino sus cualidades humanas. Vaya solo una anécdota como pincelada. Podría decir que salvó mi carrera universitaria cuando un profesor estricto amenazó con poncharme en Literatura Universal tras comprobar tres días antes de la prueba final que no había leído La Guerra y la Paz de Leon Tolstoi de más de 700 páginas. Baudilio marchó raudo en botella a su natal Sagua la Grande y me trajo de vuelta una enciclopedia Universitas donde se contaba en 25 páginas que aprendí casi de memoria el argumento de la genial obra rusa. - Tu prueba es de cinco, pero te di cuatro, porque yo se que no leíste la Guerra y la Paz, se vengó mi profesor de nuestra argucia, que selló para siempre nuestra amistad y el cariño hacia Baudilio. Un reciente correo suyo me cuenta que “La neurona” terminó el verano pasado como el mejor humorístico, o sea el programa con más aceptación y agrega - estoy a punto de grabar el guión cero de un nuevo proyecto humorístico que se llama “Los zuperéroes”, con zeta y sin hache, creado por mí. Ahí tengo al Colorao, Riquimbili y pantera, todos buenos amigos y buenos humoristas. Espero que funcione. El guión cero es un programa que se graba y luego se pone a diferentes públicos, jóvenes, viejos, amas de casa, intelectuales, y, finalmente a especialistas del medio. Luego se debate y con las opiniones se mejora para pasar a producción. Espero que comience a salir este año. Lo acompaña como guionista, entre otros el talentoso villaclareño de Quemado de Guines y amigo de la propia aula universitaria de Filología en la Universidad Central de Las Villas, Carlos Fundora.
En síntesis se trata, me explica Baudilio en su correo, de cuatro individuos con características de súper héroes que van al pasado a resolver problemas como evitar que maten a Lola a las tres de la tarde, averiguar por qué la mujer de Antonio camina así, para dónde iba realmente Genaro cuando lo tumbó la mula, y cosas por el estilo, todo muy cubano. Al final, como es de suponer, no resuelven los problemas, al contrario, por eso se llama “Los zuperéroes”, porque de súper héroes no tienen nada, dice Baudilio al final con su desenfado habitual. La amistad no obnubila mis neuronas. Después de ver conjugado tanto buen gusto, utilidad y humor en la neurona Intranquila, estoy seguro de que los zuperéroes también conquistarán a nuestro público ávido de mieles y sonrisas.

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