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Polemizando

LA ESCUELA AL CAMPO Y EL NUEVO ESCENARIO

LA ESCUELA AL CAMPO Y EL NUEVO ESCENARIO Del Plan la Escuela al campo guardan muchos cubanos recuerdos imborrables, desde el primer amor, muestras de solidaridad, descubrimiento de chinches y santanicas y la no existencia de condiciones apropiadas en algunos campamentos hasta la forja de la necesaria independencia en una etapa crucial de la vida. Los desagradecidos hablan de la llamada improductividad de esa fuerza, los agradecidos de su aporte vital en estos años a la recogida del café, el tomate y la papa, para poner solo tres ejemplos. Lo cierto es que en el nuevo escenario que vive el país hay que replantearse la conveniencia de suplir con fuerzas propias del territorio a los estudiantes, siempre que sea posible para evitar gastos innecesarios. ¿Pero desaparecerá la escuela al campo a corto plazo ?. La pregunta no resulta capciosa cuando se sabe que llegaron a Manacas 404 de los 680 estudiantes previstos, y a los 15 días quedaban 230. Muchos factores influyen, sobre todo materiales, como el precio de transporte a pagar por los padres en camiones particulares en tiempos difíciles económicamente hablando. Trasladar a las montañas miles de estudiantes para una cosecha que no supera las treinta mil latas de café, no es rentable. Lo que debe buscarse es el máximo aprovechamiento de la fuerza laboral existente en cada lugar, con sistemas de pago que motiven el sentido de pertenencia. Son los que trabajan en Manacas los que tienen la primera responsabilidad con la cosecha del tomate allí, los montañeses con el café y los paperos, donde quiera que esté sembrado, con ese tubérculo. Eso no quiere decir que no haga falta apoyo en picos de recolección, pero debe ser la excepción y no la regla y los que van a recibir los dividendos económicos, a corto plazo, deberán buscar también el apoyo que necesiten y pagarlo. En esta cosecha por ejemplo, cumpliendo uno de los acuerdos del décimo congreso de la ANAP los campesinos cafetaleros de Villa Clara dieron buenos pasos y siete de las ocho cooperativas recogieron el grano con fuerzas propias. Después de cuarenta años de escuela al campo es imposible negar la importancia de la concepción pedagógica martiana que vincula el estudio y el trabajo, pero también las cuentas tienen que dar, desde el punto de vista económico. Sentirse útil incrementa la autoestima, y viceversa, sentirse irrentable, la rebaja. Esa formula no puede olvidarse ni un segundo si queremos educar correctamente a las nuevas generaciones.

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