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Polemizando

Eso es tarea de todos…eso es de nadie…

Pocos están dispuestos a buscarse problemas…. Es una  verdad como templo que inmoviliza el avance de muchas entidades. En lenguaje beisbolero podría decirse que cuando el pitcheo está flojo aparece el jonrón de la indisciplina. Y que nadie piense que el problema es de otro. Que tire la primera piedra quien esté libre de pecado en este aspecto. Hoy lo que más abunda como medidas disciplinarias incluso ante problemas serios son los señalamientos críticos, algunas amonestaciones y las llamadas actas de advertencia, como si hubiera que estar advirtiendo durante años como a niños, “eso no se toca”. Pero he sido testigo de cómo al solicitarlas para verlas,  ya justamente desconfiado el jefe superior,  no aparecen. Tengo que dudar también de que existan porque el pasamano está por todas partes y los que exigen caen mal, y en ocasiones hasta se quedan solos. No se trata de realizar ahora una cacería, si no simplemente exigirnos a todos el cumplimiento del deber, desde el cederista hasta el ministro y los órganos superiores apoyar a los que no temen exigir. La indisciplina y la mentira caminan juntas. Quien se pasa todo el tiempo diciendo que no se preocupen que el va a cumplir cuando  objetivamente ya no puede, nos engaña a todos, pero reduce a una sola la llamada de atención al final de año.  Si determinada empresa es capitalizada con millones de pesos  y pasan los meses y continúa siendo ineficiente y sin producir, es otra cosa lo que hay que capitalizar allí. Si decimos que no puede tener ganado quien no le siembre los alimentos, hay que demostrar con hechos que se está hablando en serio.    

 Cada vez que escucho,  esto es tarea de todos, mi subconsciente responde, eso es tarea de nadie. Hay que ponerle nombre a cada responsable, que debe andar con los reglamentos encima haciéndolos cumplir. La persuasión, ya es evidente, no resuelve la indisciplina. Los denominados buena gente hacen mucho daño, pero afortunadamente hay mucha gente buena, que es exactamente lo contrario caminando por nuestras calles. Ahí está la verdadera reserva para enfrentar los problemas que tenemos y, parafraseando a una viejita que escribió en el Granma, borrar de las personas esa especie de cultura de vivir en la cochambre.   

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