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Polemizando

PROHIBIDO PERDER EL TIEMPO

PROHIBIDO PERDER EL TIEMPO

 

Hace pocas semanas, conversando con un asociado, de una Cooperativa de Producción Agropecuaria que vi nacer y florecer, luego enfermarse y ahora está a punto de desaparecer, me confesó que a él le pagaban siete pesos por trabajar hasta las 11 de la mañana. Para donde lo manden, el va con su guataca al hombro. ¡Que sentido de pertenencia  y que productividad puede tener ese hombre!.  Eso no es posible justificarlo en septiembre del 2011. Nunca estuve de acuerdo con la indicación desde algunas presidencias de que en las CPA había que trabajar 8 horas. En el campo las jornadas laborales no pueden medirse por horarios estrictos, un día se trabajan 16 horas y otro llueve mucho y ni se puede entrar. Hay que ganar por los quintales o  litros de leche que reproduzcan y  vendan.  Eso está dicho hace 20 años y todavía algunos siguen con la vieja mentalidad. Los que siempre han tenido resultados podrían tener derecho a discrepar, pero los que se han pasado toda la vida  pidiendo dinero para supuestamente salvar una cooperativa y siguen sin producir, es hora de que acaten lo orientado. No me explico como algunos directivos no se ponen bravos con la bofetada irrespetuosa que significa que todavía haya personas trabajando en el campo sin que sus ingresos estén vinculados a los resultados productivos. Quien trabaja la tierra tiene que ganar, porque este sol de hoy es impagable.  Quien no sepa organizar con eficiencia el trabajo no está en condiciones de dirigir, pero no podemos repetir eternamente estas verdades y todos los meses se escucha el mismo cuento en algunas entidades, … que no tienen dinero para pagar,  y que el banco tenga que suplir con créditos la ineficiencia. No hay otra fórmula que producir para salir de los problemas financieros. Esos problemas están más que estudiados y se conocen bien cuales son las CPA, UBPC, granjas estatales y hasta empresas que mientras más ayuda reciben más se pierden en el laberinto de la improductividad. Los nuevos productores que recibieron tierras por el decreto 259, sin embargo, prácticamente sin recursos, han desbrozado y puesto a producir centenares de miles de hectáreas que estaban improductivas. En tiempos difíciles como los que vivimos,  debe estar prohibido terminantemente perder tiempo. 

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