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Polemizando

FIDEL CASTRO, EL HOMBRE QUE ASALTO LA HISTORIA SIN ESPERAR LA GLORIA

FIDEL CASTRO, EL HOMBRE QUE ASALTO LA HISTORIA SIN ESPERAR LA GLORIA Solo un periodista de ideas prooccidentales con la intención de denigrar, podría titular el trabajo que leí hace varios meses Descifrando a Fidel. Fidel siempre ha sido transparente. Incluso ante el jurado que lo juzgaba por los sucesos del Moncada reconoció que leía a Lenin y quien no lo hiciera era un ignorante. Nunca fue un enigma para nuestro pueblo, que supo aquilatar su pensamiento a favor de los desposeídos aunque no pudiera arroparse entonces con términos marxistas, tan despiadadamente denigrados por los medios de desinformación en manos oligarcas. La verdad ha sido siempre su arma más sofisticada, y no lo abandona jamás la pulcritud de espíritu que lo lleva a declararse responsable de errores, sin compartirlos siquiera, y uno llega a pensar que hasta los exagera. Por eso Fidel es más que líder. No necesita cargos para ostentar la autoridad ganada hace 58 años, porque siempre fue el primero, y nos inculcó a todos la fe en la victoria, incluso hoy, en que las canas se niegan a llegar a pesar de los años a sus irrepetibles neuronas. Cuando otros se rindieron en otras latitudes y hasta nos aconsejaron hacerlo para perdonarnos, el siguió firme su camino y lo acompañamos orgullosos sabiendo que esta no era tierra de merengue. Dialéctico siempre, Fidel fue el primero que nos educó en cambiar lo que fuese necesario y mejorar cada minuto nuestra obra. Una obra que nos dio médicos, maestros, cultura, éxitos deportivos, que ha salvado nuestras vidas de huracanes feroces, y convirtió la dignidad en un bien común, no hay por qué cambiarla. La perfeccionaremos para que no haya obstáculos al desarrollo de las fuerzas productivas y los hechos económicos la puedan sustentar. Ahí está Fidel, muy bien informado. Uno tiene la sensación de imaginarlo bien cerca de todos los procesos junto a su hermano Raúl, su más fiel seguidor desde la cuna. Y sabemos que la confianza en él ha traspasado todas las fronteras. Algunos en el mundo podrían equivocarse al valorarlo, pero ya nadie con talento, ni en el bando de los adversarios, osaría subestimarlo. Sus acusadores de siempre desaparecerán sin dejar huellas, mientras Fidel desbarata intrigas y mentiras con su verbo afilado y visionario desde aquel 26 de julio en que asaltó la historia, aunque siga rechazando después de más de cinco décadas de combate invicto, con modestia, la gloria.

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