COMERCIALIZAR NO DEBE RESULTAR MAS LUCRATIVO QUE HACER PRODUCIR LA TIERRA.

 

No están su mejor momento los mercados agropecuarios de Villa Clara. En los de Acopio se ofertan con mayor permanencia Plátano y piña, por cierto mucho más cara esta última que en los llamados de oferta y demanda. Es la época del tradicional bache que no ha podido ser superado. El lineamiento número 183 aprobado por el sexto congreso del Partido está muy claro:  “Transformar el sistema de acopio y comercialización de las producciones agropecuarias mediante mecanismos de gestión más ágiles que contribuyan a reducir las pérdidas, al simplificar los vínculos entre la producción primaria y el consumidor final, incluyendo la posibilidad de que el productor concurra al mercado con sus propios medios”. Está por implementar. No acaba de aparecer de manera sistemática la concurrencia directa de los productores. Los intermediarios que encarecen los productos se han multiplicado. Pululan los revendedores, lo mismo en los denominados mercados de oferta y demanda, que a través de la nueva figura del carretillero, compran la mercancía al por mayor, elevan desmesuradamente su precio y el bolsillo no da.  Para colmo muchos puntos de venta de cooperativas dejan mucho que desear, incluso abren y cierran cuando les parece y no existe una eficiente rectoría sobre ellos. Nadie sabe a ciencia cierta cuanto venden en realidad,  y no acabamos de ponerle coto al desorden y las violaciones de lo legislado en los puntos de la agricultura urbana. Hay cooperativas que no quieren puntos de venta, otras si, pero no lo tienen. La ley de la oferta y la demanda surgida allá por el siglo quince y que siempre supe que era ciega, logra hoy maravillas tales, como que la calabaza sea más cara que la papa y haya que comprarla en lascas. Y todo esto cuando se han entregado 93 mil hectáreas de tierra por el decreto 259 que ya estamos en tiempo de que den mejores frutos. Para cumplir lo acordado en esta materia por el sexto congreso del Partido, todos los esfuerzos deben dedicarse a la motivación del hombre para hacer producir la tierra. Comercializar no debe resultar más lucrativo que sudar la camisa para producir, a la lluvia y al sol. Como afirmara recientemente el segundo secretario del Partido, compañero José Ramón Machado Ventura, “espontáneamente no se van a resolver los problemas”. Hay que accionar.