A CASI VEINTE AÑOS DE LA DESAPARICIÓN DE LA URSS

Como muchos, vi con agrado en sus dos años iniciales aquel proceso emprendido por la más alta dirección del Partido Comunista de la Unión Soviética, encabezada por Mijaíl Gorbachov, destinado a perfeccionar el socialismo que comenzó con el Pleno de abril de 1985 y fue nombrado Perestroika. Las publicaciones Tiempos Nuevos, Sputnik, Novedades de Moscú y otras que leía desde la década del 70 comenzaron a variar su contenido. Los oportunistas despotricaban de la historia gloriosa de ese gran país que salvó a la humanidad del fascismo y empecé a dudar del camino emprendido. Recibía con agrado por entonces las expresiones defensoras del leninismo de Egor Ligachov, estigmatizado por la prensa occidental como segunda figura del PCUS y jefe de su ala conservadora. Conservadora porque quería conservar el socialismo. Una cosa es perfeccionar, reconocer errores y subsanarlos y otra muy distinta destruir la obra convertida en faro que iluminaba el futuro de los millones de proletarios explotados en el mundo por el gran capital. En Cuba, un tiempo antes emprendíamos con la guía de Fidel el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas que no llegó a su término, por la arrolladora catástrofe que significó para nuestra economía la desaparición del mercado soviético y dio inicio al dramático período especial. La historia de ese período está por escribir. Si Gorbachov lo previó todo con cálculo aritmético o el timón se le escapó de las manos, es algo que no prueba ni sus confesiones tardías, destinadas quizás a promover su inteligencia. Lo cierto es que en aquel verano triste de 1991 los imperialistas eufóricos lograron lo que no habían podido decenas de miles de tanques y aviones fascistas en Stalingrado, Moscú, el Arco de Kursk, o Berlín. El mariscal Serguey Ajromeiev se suicidaba tras escribir una nota diciendo que lo hacía porque veía destruirse todo aquello por lo que había luchado en su vida. La magia de Internet me llevó a saber que ha sido de la vida de Egor Ligachov, aquel miembro del buró político que trató sin éxito de enrumbar la perestroika hacia el perfeccionamiento y no la destrucción del socialismo.
Según la Blogia Civilización Socialista en noviembre pasado cumplió 90 años, su vida sigue siendo un modelo de dirigente comunista entregado a la tarea de construir el Socialismo y hoy, en la oposición y en las filas del Partido Comunista de la Federació9n Rusa, a pesar de su edad no abandona la lucha.
Los revisionistas, que veían en él un peligro en su objetivo de liquidar el Socialismo, lo derrotaron en el pleno del CC del 30 de setiembre de 1988 cuando lo cesaron en su responsabilidad ideológica y su posición de numero dos del Partido. En el 28 Congreso en julio de 1990 fue eliminado del CC. Sin duda su cese fue un paso decisivo en la destrucción del Partido y del primer Estado de obreros y campesinos. Ligachov fue antiestalinista radical, como confiesa en sus memorias, y aspiraba a perfeccionar el socialismo, no a destruirlo, como al fin lograron sus enemigos ideológicos, aliados, a fin de cuentas, al imperialismo mundial.