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Polemizando

El sálvese quien pueda.

Intuyo que hoy prima cierta conformidad en el país ante los problemas respecto a aquellos años duros de los noventa en que la mente floreció y aparecieron desde los taxis agrandados hasta los superbus. Y esas inventivas surgían de abajo hacia arriba. Ahora uno tiene la impresión de que todo el mundo espera indicaciones olvidándose que el período especial no ha terminado para quienes el salario no alcanza ni para cubrir las necesidades básicas.  A muchos de los que ven crecer diariamente sus fortunas les conviene el “sálvese quien pueda”  cuya secuencia fónica incluso,  me recuerda la frase  ya célebre en nuestras calles. –“Ese no es mi problema, esto es a oferta y demanda”. Leí con alegría sin embargo, en la edición de Granma del martes 23 de julio, la inconformidad de un lector con un artículo publicado, que además de transportista por cuenta propia, es el secretario general de su sección sindical de trabajadores no estatales de Camaguey. Alegría porque muestra la vocación y el compromiso revolucionario de los trabajadores no estatales con el desarrollo económico del país. Alegría por saber que en esa provincia hermana funcionan 221 camiones particulares, 194 de ellos con licencia operativa para el transporte de pasajeros y ninguno ha sido tatuado en sus carrocerías con frases groseras como ocurre en la Habana. Alegría por lo estimulante que resulta que ya estén generando ideas con esa autenticidad que sale por los poros de un trabajador, para el próximo desfile del primero de mayo, todavía distante. Alegría por el orgullo con que habla de su apoyo constante a lo que haga falta incluyendo las evacuaciones por ciclones o intensas lluvias. Me alegró no ver por ninguna parte la palabra dinero. También alegra saber que desde el 2005 el transporte urbano de la ciudad cabecera fue reforzado con 48 camiones particulares que de forma permanente trabajan en las rutas fundamentales conjuntamente con los ómnibus estatales, manteniéndose el precio de un peso hasta la actualidad, o sea durante los últimos 8 años, y que el resto de los 174 camiones con licencia operativa de pasaje trabajan en los servicios intermunicipal, rural y nacional. Mi alegría se convirtió en entusiasmo cuando leí, de puño y letra del compañero transportista privado  “A pesar de pasar a la opción de oferta y demanda, hemos mantenido nuestros precios”.  Son argumentos para pensar y reconocer cuanto es posible hacer. Lo expongo además como un buen ejemplo de trabajo político- ideológico concreto.  

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