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Polemizando

Fidel Castro y el rescate actual de la dignidad de Nuestra América.

Fidel Castro y el rescate actual de la dignidad de Nuestra América.

 

Sabemos que Fidel es un ser humano, con virtudes y defectos, pero después de tantos años viéndolo crecer desde el fogoso estadista y político hasta el sabio veterano que tantos reverencian en el mundo, podríamos concluir que es un ser humano pero de los que tardan siglos en nacer. Yo, que no  profeso creencias religiosas, no dudo en dar gracias a Dios y a la ciencia por mantenerlo entre nosotros al cumplir 86 años, definitivamente seguro de que ninguna fuerza podría acabar con él.  Fidel es un profeta, y lo dijo el Che. Estremece leer aquel episodio de la Sierra Maestra cuando adivinó con la exactitud  de la aritmética la llegada del enemigo varios días después al punto que el había seleccionado previamente para el combate. Cada archivo desclasificado viene a corroborar lo que antes presagió y deja un lamento en el ambiente contra quienes no han medido siempre su estatura. Así fue cuando  su manejo excepcional de la crisis de octubre, pudo librarnos incluso del puñal de Guantánamo, si en Moscú no hubiese prevalecido entonces la jactancia o el pánico.  Fidel ha sido como el mismo ha confesado, el principal opositor de su propia obra y da la impresión que en ocasiones hasta se autoinculpa de cuestiones que fueron obra de otros. Tal es su sentido del honor a la hora de reconocer errores, no como autocríticas epidérmicas, sino como reanálisis para rectificar. Tiene el don de adivinar, una cualidad solicitada por Martí para quienes gobiernan. Un amigo suyo encontró la metáfora perfecta, - “va al futuro, regresa y nos lo cuenta”. Así ocurrió en aquel verano de 1989  cuando vaticinó no solamente el derrumbe  de un sistema poderoso,  a partir de errores de sus timoneles, sino también la capacidad de nuestro pueblo para no rendirse y sobrevivir. Como fieras acorraladas nos dispusimos a pelear millones de cubanos al escuchar aquel llamado: “Las armas no se entregan jamás sin combatir”.  Y ahora, cuando resulta fácil regresar al pasado para buscar los argumentos del debate actual, nos percatamos que aquella firmeza con la que defendimos la revolución cubana hizo posible la ola de rescate de la dignidad que inunda Nuestra América y que el mundo solo tendrá futuro, si se hace caso a la profecía de Fidel y se impide a maniáticos con armas nucleares, que  lo destruyan.

 

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