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Polemizando

Agricultura, permanente prioridad

Agricultura, permanente prioridad


La producción agrícola siempre ha sido preocupación mayor de los habitantes de la isla. Miren si es así que el primer proyecto constitucional de Cuba fue de Arango y Parreño sobre la agricultura, según leo en el libro Historia del estado y el derecho de Julio Ángel Carreras.  Es que los alimentos se necesitan todos los días. Ello explica su elevación por nuestro gobierno al plano estratégico de guardián de la seguridad nacional. La misión de ese ministerio no es asegurar una exposición bien surtida por las calles, esa película la sufrieron nuestros padres y abuelos. Su  gran misión es garantizar el acceso de los ciudadanos a los productos agrícolas. Los precios no pueden ser ni tan bajos que desmotiven al productor ni tan altos que lo hagan inaccesibles al consumidor. Tener que gastar cada año casi 2 mil millones de dólares en comprar alimentos en el exterior que pueden producirse aquí constituye una espada clavada en el costillar de la nación y hay que arrancarla. Todo el que torpedee el cumplimiento de ese objetivo ayuda a sujetar esa espada. Aquello que motive más a comercializar  que a producir daña al país.  Un ministerio que trabaja bajo el acecho de lluvias intensas, sequías prolongadas o huracanes, no puede darse el lujo de convivir con tsunamis subjetivos.  Eso que llaman mal “paquetes tecnológicos” y que en realidad son insumos para la producción no pueden trocarse por lo cosechado, sino entregarse a tiempo para asegurar la cosecha. Si sabemos que los cerdos que se crían en traspatios, puede venderlos su dueño a quien le pague mejor, pretender que sustenten la oferta en los mercados estatales es condenarlos a la ausencia permanente de la proteína preferida por los cubanos.  Si quitar la calabaza de la lista de productos a  contratar, disparó de inmediato su precio en el mercado estatal, que nadie diga después que no sabía que con la yuca iba a pasar lo mismo. Llego a una conclusión a partir de una frase que leí de Nicolás Guillén. “Hay que aprender a escuchar al que más sabe”  Y en las cuestiones que conciernen a la agricultura en mi opinión deben determinar los que saben de agricultura, y después, que rindan cuentas. 

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