Blogia
Polemizando

Pirámide invertida

Pirámide invertida


Tengo un amigo que ha encontrado una manera peculiar de sortear lo que denominamos pirámide invertida, que según sus palabras, después de tantos años de duro bregar es más difícil de voltear que una pirámide egipcia. Si, estamos hablando,  para fotografiar la realidad con palabras que se entiendan, de que hoy todavía envés  del cliente, mandan los que venden o el cochero usa celulares mientras el periodista debe reportar la noticia en ocasiones desde un teléfono público. Pues mi amigo, aprendió en su hogar campesino cuando niño a enyugar tusas de maíz como si fueran bueyes porque su padre decía que el mejor juguete era la guataca. Así fue desarrollando su mentalidad creadora y se ha convertido en un poeta de la vida sin haber rimado jamás una cuarteta.  Mi amigo hoy vive honradamente de su salario que no da para mucho y no ha encontrado voluntad ni para abandonar algunos vicios a pesar de los alertas de su médico. Gusta de la marca Vegas Robaina y gastó 60 centavos de CUC hace ya mucho tiempo pero en la misma cajetilla sigue echando populares, criollos o titanes, que compra a menudeo y se ilusiona pensando que fuma el cigarrillo preferido. Lo mismo hace con el ron a granel que raudo envasa en una caneca conservada como nueva. Busca entre la ropa reciclada un pulóver  de marca, como se dice en la calle, porque al cabo de un tiempo ya nadie sabrá que no lo compró en una vistosa Shoping. Entra arrogante al restaurante de lujo, en el Bullevard de Santa Clara, porque tiene derecho a hacerlo aunque no tenga divisas,  mira a los consumidores sin envidia, y se marcha con la misma  presunción  a consumir una croqueta. Dice que el jabón de la bodega, algo feo, lo mete en una envoltura que guardó de Palmolive y huele mejor. Conserva desde hace tiempo el nailon que protege el exquisito picadillo de pavo, para llenarlo cuando aparezcan de nuevo las ternillas que en otros tiempos se vendían en las casillas. Un día, cansado de escuchar su cuento, le solté: Tú te engañas tu mismo, pero me respondió  - Eso te crees tú,  y juro que nunca más lo he molestado sobre el tema. Más que enajenación esa es su fórmula para enfrentar necesidades truncas por la actual desigualdad de ingresos y debo respetarla. Conozco bien que invertir la pirámide, que se volteó de pronto en aquel áspero comienzo del período especial, y ajustar los salarios a la vida, no es tarea fácil. Llevará tiempo, al margen de errores que puedan cometerse, en la batalla heroica que libramos por sacar adelante nuestra economía.  

0 comentarios