LA PRODUCCION DE CULTIVOS VARIOS CRECE EN VILLA CLARA, PERO NO OTROS IMPORTANTES RENGLONES.

 

Mientras constataba el último domingo en el mercado agropecuario de Buen Viaje en Santa Clara la venta libre de yuca, boniato, calabaza, papa, plátano fruta, plátano vianda, burro, fruta bomba, arroz, etc, pensé que la agricultura existe para ser cuestionada. Me apiado de quienes perdieron la memoria y ya no recuerdan que, incluso  antes del denominado período especial las placitas bostezaban y cuando usted iba con la libreta a comprar el plátano le decían que era por dieta. Si alguna rama ha avanzado es la de cultivos varios. No podría decir lo mismo del café, el tabaco, la apicultura, la reforestación, la caña, la oferta gastronómica,  o de pescado en esta isla rodeada de mar...y sin alguien no concuerda que revise los números históricos. Me gusta hablar con cifras para probar las verdades. La prioridad trazada por el país es sustituir importaciones. Villa Clara no acopiaba prácticamente un quintal de arroz años atrás y  se ha convertido en una provincia arrocera. Entregará este año al Ministerio de comercio interior alrededor de 10 mil toneladas del cereal listo para consumo. Si el pasado año apenas se acopiaron 200 toneladas de frijol, en lo que va del 2011 los productores han aportado más de mil y están sembradas en este momento novecientas nuevas hectáreas. En el maíz, un cultivo olvidado durante años, el salto ha sido asombroso con más de dos mil hectáreas contratadas con paquete tecnológico. Digo esto porque no debe olvidarse, no es que me haya convertido en triunfalista. La  dirección histórica de la revolución nos ha inculcado que jamás podemos estar satisfechos. Miren si es así que en todos estos renglones que mencionamos se pudiera producir mucho más si todo se hiciera bien desde la preparación de tierras hasta la cosecha, y por amplio que sea el surtido  en el mercado existe insatisfacción con  los precios de varios productos agrícolas. Esa oferta del mercado agropecuario estatal existe a pesar de la competencia desleal de los mercados de oferta y demanda, donde los altos precios impiden las colas, y del ejército de carretilleros que pagan un noble impuesto y no tienen que rendir cuenta a nadie de donde sacan la mercancía, como si las matas en los campos germinaran con un cuño que marca su destino final. Se admite discrepar, pero me parece justo reconocer el esfuerzo y el sudor de quienes hacen posible estos avances en la producción de viandas, hortalizas, granos y frutales y cumplen con la política trazada por el país sustituyendo importaciones.