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Polemizando

GUAJIRO A MUCHA HONRA.

GUAJIRO A MUCHA HONRA.

 

El vocablo guajiro me ha acompañado siempre, primero con el complejo inflamado por los que miran por encima del hombro a quienes provenimos del ámbito rural, después con el orgullo de saberme parte de una capa social noble y desprendida. En la primera etapa, donde hasta el amor resultaba esquivo, aprendí de memoria unas décimas como autodefensa sin  recordar siquiera el autor, que así decían:

Algunos dicen guajiro

Queriendo significar

Algo fútil o vulgar

Una moneda sin giro

A tales entes los miro

Como a seres informales

Y por razones sociales

Deben ser calificados

Como mal intencionados

O retrasados mentales

 

En la vieja sociedad

Dividida y mal llevada

Estaba justificada

Y aplaudida la maldad

Pero en  la comunidad

De fieles trabajadores

Debemos ser defensores

De la unión y del progreso

¡Mucho cuidado con eso!

¡No se confundan señores!

 

Para nadie es un secreto

Que más de un dicho vulgar

No lo debemos usar

Por nuestro propio respeto

Quiero decir, en concreto

Con estas frases sencillas

Que se usen buenas semillas

Cuando de siembra se trate

El que siembra chichicate

Que no espere maravillas.

 

Decir guajiro es decir

Surco, siembra, fruto, flor

Lucha, trabajo y sudor

Levantando el porvenir

No se le puede admitir

A un  individuo atrevido

Frases de innoble sentido

Denigrante o mal usada

Es un ave desdichada

La que se ensucia en el nido.

 

Hace algunos días, un médico amigo me contaba una versión interesante: que la palabra guajiro surgió cuando los soldados norteamericanos al intervenir en la guerra que libraban los cubanos durante 30 años por su independencia, se referían a los mambises,  como héroes de la guerra, que en inglés se pronuncia aproximadamente War Girous, y entonces se cubanizó como guajiro.

El diccionario sin embargo afirma que proviene  del arahuaco antillano guajiro, señor, hombre poderoso, y entre otras acepciones dice: En Cuba, es aquella persona que vive y trabaja en el campo o que procede de una zona rural,  Persona de modales rústicos, tímida, penosa.

Existe otro guajiro, el natural de la Guajira, departamento de Colombia. También se dice del individuo del pueblo amerindio que habita la península de la Guajira, al noroeste de Venezuela.

Un avezado colega en el arte de la espinela y en tono humorístico me dijo un día, entre otras décimas:

Pero el guajiro de hoy

Jesus, mi amigo Jesús

Tiene demasiada luz

No dice fui, sino soy

Un hombre rico que voy

Con el mercado y su ley

Que vende piña, mamey

A un alto precio en la lista

Un nuevo capitalista

Con sombrero de yarey

 

Del alma me brotó como respuesta una cuarteta pobremente poética:

¿Decir guajiro es decir

 Sinónimo  de maceta?

Yo no tengo una peseta

No te lo puedo admitir.

 

Ahora, más sosegado, puedo terminar diciendo, sin pretensiones de emular con buenos poetas.

 

Aunque el mamey y la piña

Hoy lo compro en la ciudad

Añoro aquella lealtad

Que respiré en la campiña

Aseguro, no es morriña

Es que la vida te enseña

La vanidad se desdeña

Con los años al pasar

Y aprendes a disfrutar

Hasta el bohío y la leña

 

Del campo aprendí el aroma

Del café puro y el cerdo

La ciudad me hizo más cuerdo

Pero es más bella la loma

Cuando en mi cerebro asoma

La nostalgia o la apatía

Gana siempre la porfía

El corazón del sinsonte

Inmunizado en el monte

Del mal de la hipocresía.

 

 

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