AL TRABAJO POR CUENTA PROPIA NO SE LE PUEDEN PONER TRABAS

 

Espero que todas las personas responsabilizadas con tomar decisiones que tienen que ver con la vida de los demás no hayan dejado de ver el magnífico programa de Información Pública sobre el trabajo por cuenta propia trasmitido por nuestra televisión nacional en la noche del jueves. Porque escuché hasta la propia ministra de finanzas reconocer, la falta de cultura general que existe en esta materia y como nada está acabado, todo se estudia para perfeccionarlo. Lo primero que debemos tener claro es que nadie está autorizado a poner trabas a alguien, que después del trauma que significa haber sido declarado disponible, pretenda ejercer cualquiera de las actividades aprobadas. Es necesario exigir con rigor disciplina, y tomar las medidas que establece la ley con los violadores, en lo que existe más que debilidad,  blandenguería, pero no hay derecho a poner trabas a nuevos carretoneros que quieran ejercer, cuando sigue siendo tan difícil transportarse. Ya están poniendo multas a quienes realizan la noble actividad de vender discos. “No puede ser ambulatoria”, dicen algunos desde la cómoda posición de empleado, con mente inquisidora, y en un municipio multaron a alguien que no pudo mostrar los papeles del queso. ¡Con tantas multas que hay que poner a los ilegales y no se ponen!. Ahí siguen por ejemplo los vendedores de dólares, que no está entre las 178 actividades aprobadas. Hay quien piensa que los impuestos deben comenzar siendo altos y después irlos bajando. Opino lo contrario. No hay que matar la gallina de los huevos de oro. ¿O es que tenemos que esperar por la protesta?. Estimulemos, pongamos el mínimo, y cuando ya se le pueda demostrar sus ganancias al cuentapropista, incrementemos el impuesto. Si hasta ahora he visto cobrar 45 pesos de impuesto a alguien que por  pegar una rajadura de una defensa plástica de automóvil que hace en horas, pide 260 pesos. Todos debemos estar informados de la cada vez más dinámica adecuación de la legislación del país, pero más que nadie los que integran los consejos de la administración, a quienes corresponde la colosal tarea de decidir por la vida de los demás.