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Polemizando

Sobre la venta directa de las cooperativas al turismo.

Sobre la venta directa de las cooperativas al turismo.


Nunca podré aceptar dígalo quien lo diga, que es mejor una mala idea nueva que una buena idea vieja, porque en cualquier contexto sería negar el pasado y solo sobre la base de la experiencia anterior pueden enfrentarse los retos de hoy.

No es mi ánimo filosofar y elaborar tesis e hipótesis, pero que nadie crea que todos los experimentos dan resultado. Vayamos a lo terrenal para que se entienda.

El país decidió que las entidades productivas puedan vender directamente al turismo, y el concepto está claro, partiendo de lo dañino que son las prohibiciones.

La simple lógica refutaba que una cooperativa al lado del hotel Hanabanilla no pudiera venderle productos cosechados allí mismo y tuvieran que ir primero a una empresa acopiadora para regresar al hotel. Villa Clara asumió la nueva idea con entusiasmo, de tal manera que de las 22 cooperativas del país que contrataron para vender directo al turismo 8 son nuestras. Los precios se establecen por acuerdo entre las partes y allí los productos pueden venderse mucho más caros.

Pero enseguida apareció un problema, ¿quien suministra el combustible para esa actividad no planificada?. ¿Se le va a entregar subsidiado para vender una piña al doble del precio?.¿ Como explicar después si la agricultura de Villa Clara entregara combustible a una cooperativa de Corralillo para que venda sus productos en Varadero, mientras ha faltado para regar el tabaco que significa divisas para el país?. ¿Puede una cooperativa que no ha podido abastecer un simple punto de venta asegurar un surtido amplio a un hotel?. ¿Puede ser más conveniente una hilera de camiones de cooperativas hacia los cayos, cada uno con lo que pudieron rastrear por las fincas, en ocasiones subutilizados, que uno solo con todo el paquete completo de productos?

En esa función nadie puede sustituir el papel de la empresa estatal Frutas Selectas, que a pesar de no contar con precios de compra privilegiados vende más de un millón de dólares todos los años y en estos momentos solo le falta melón para ofertar. Pretender que sean las cooperativas las que abastezcan al turismo es como creer que los carretilleros pueden asumir la función de los mercados agropecuarios estatales.

La venta directa de las cooperativas al turismo debe ser un complemento, es justo y provechoso que estén autorizadas, pero además de no estar en la letra ni el ánimo de la legislación aprobada, no están en condiciones de suplir el papel de nuestras empresas estatales.

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