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Polemizando

SI EN LA PAPA SE PUEDE, EN LOS DEMAS RENGLONES TAMBIEN.

SI EN LA PAPA SE PUEDE, EN LOS DEMAS RENGLONES TAMBIEN.

 

Casi dos décadas atrás participé en la reunión de conclusiones de una inspección de especialistas a todas las áreas plantadas de papa en Villa Clara que eran entonces más de cien caballerías. Todos afirmaron que el estado vegetativo era excelente y dieron por segura una buena cosecha. Yo, que de papa apenas sabía consumirla, expresé mis dudas sobre la conveniencia de publicar aquella conclusión súper optimista y recibí esta sugerencia que no admitía discusión.  Compadre, confíe. Confié, y poco tiempo después recibí una crítica demoledora de un alto funcionario, porque había creado falsa expectativa. Aquella fue la peor cosecha de papa. Recuerdo que en Manicaragua se obtuvieron apenas unos 3 mil quintales por caballería y fue privado desde entonces de sembrar el tubérculo. Saqué una enseñanza, desde ese día no expreso en  mi nombre los criterios de nadie. Pero después de tanta cultura acumulada, confío en que este año los productores de papa de Villa Clara volverán a regalarnos una buena cosecha. No por el estado vegetativo de las plantaciones, porque la papa está debajo de la tierra, sino porque conozco con cuanto esmero y exigencia se atiende el cultivo, como un homenaje permanente al ya fallecido José Felipe Varea, aquel especialista que apenas dormía durante la campaña, visitando campo por campo, escudriñando todos los detalles. Tres años consecutivos obteniendo los mejores rendimientos de Cuba no puede ser casualidad, la varilla está alta, pero no es imposible superarlos porque este año fue más óptimo el riego, una actividad decisiva. Y si los paperos pueden ser los mejores los demás también. Existe una palabra mágica, Disciplina, en primer lugar la tecnológica. En la papa se exige todo para que marche como un buen reloj. Si una hectárea lleva 21 riegos, son 21, a  nadie se le ocurre no fertilizarla, o violar alguna norma técnica. Existe un Grupo provincial de papa que chequea los campos. No digo que haya que crear grupos para cada cultivo, pero si estoy convencido de que el sistema de trabajo tiene que ser similar para el frijol, el arroz, el tabaco. Que el productor conozca la cantidad de producto que le toca a cada hectárea suya y le llegue, y que después cada quintal de frijoles, de arroz o de tabaco sea vendido al estado, y no vaya a manos de intermediarios. Hay que cumplir, no pensando en recibir aplausos, diplomas y reconocimientos, sino en ahorrarle la divisa al país, que es el mejor fertilizante que pueden entregar a la patria los productores agrícolas.

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