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Polemizando

MI DESAGRAVIO A JOSE VALLADARES, POR MUCHOS AÑOS ELMEJOR CAFETALERO DE CUBA.

MI DESAGRAVIO A JOSE VALLADARES, POR MUCHOS AÑOS ELMEJOR CAFETALERO DE CUBA.

 

 

Debo hacerme una autocrítica. El declive colosal de la producción cafetalera me desmotivó a visitar las montañas como lo hacía antes con sistematicidad. No era tan importante el trabajo de la prensa para evitar el declive, pero asumo mi parte. Evidentemente los cafetales han estado sedientos de apoyo, no solo en recursos, también espiritual. Lo reflejan las palabras en el Granma del 25 de junio pasado de un gran productor oriental al afirmar: “Recuerdo con nostalgia aquellos años cuando la gente de arriba nos visitaba y nos alentaba”.  Es una verdad, que con matices, sirve para todos. Se ha prestado mayor atención a lo social que a la producción, aunque todos sepamos que un cafetalero necesita más el fertilizante y la buena postura en tiempo, que el ron o la raya salada. ¿Que será de la vida de José Valladares, que en su cafetal lograba más 500 quintales por caballería allá por el año 95, el mayor rendimiento de Cuba?. La última vez que lo visité me despedí con una décima salida de mi amor a la rima y mi admiración por él, pero sobre todo el afán de ayudar. 

Hasta luego Valladares

Me voy con gran optimismo

A desentrañar el sismo

Que golpea en otros lugares

No se interponen azares

Son el fruto de tus manos

Un solo reclamo, danos

Tu experiencia colosal

Para que este cafetal

Se extienda en matas y granos.

Mi esfuerzo se quedó varado en la espinela. No ha podido multiplicarse el hermoso cafetal de la variedad Villalobos  que Valladares mostraba con orgullo. Hasta el suyo sufrió,  y el volumen acopiado en nuestras montañas cayó de más de quinientas setenta mil latas a menos de 30 mil. No busquemos fatalismos. Junto con los recursos, desapareció la eficiencia y hasta el entusiasmo que juntaba a los mayores productores y propiciaba el intercambio de experiencias para extender las mejores. Le debo una visita a Valladares, en su intrincada finca cercana al lago Hanabanilla. Será mi desagravio ante tanto desgano acumulado. No para alimentarme de los buenos recuerdos, sino para divulgar su ímpetu de productor insignia que mantiene en la sangre, y que nos diga que debemos hacer para que mi espinela, pueda salir del ostracismo.

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